30 de agosto de 2008

Ahora, ¡otra perra con rabia!

La Dra. Marlene Singapur, motivada por las "acertadas" afirmaciones del Dr. Fabio Echeverry Correa, uno de los hombres más cercanos —aún más, su cuasi mentor de cabecera— acerca de los caninos que medran en la "Casa de Nari", escribió esta nota, que hoy publicamos aquí. Esperamos que gocen y mediten la reflexión inspirada por el Dr. Echeverry Correa.











Por Marlene Singapur
LA PERRA

En su reciente intervención en ‘Hora 20’, el programa radial de mi amigo Néstor Morales (a quién, a propósito, ya pedí disculpas por mi ingenuidad), el Dr. Fabio Echeverri Correa, ex-asesor y permanente tutor del Presidente de la Republica, afirmó que el actual problema de Colombia es que “estamos en una torre de babel. Pongámonos de acuerdo – dijo –, porque estamos hablando idiomas distintos (…) ayudemos todos a sacar la ‘podredumbre’ del país”.

Loable propósito, Dr. Fabio, pero si a su discípulo le sigue dando ‘lidia’ (traduzco: incontenible discordia interna) disponerse a respetar la acción de la justicia, me asalta la inquietud de que sea la impunidad la condición requerida para ‘ponernos de acuerdo’.

Además, ¿no hacen parte los paramilitares, entre otros, de la ‘podredumbre’ que debemos sacar del país?. Y, si no es la ley, ¿en que ‘idioma’ está pensando Usted para que podamos entendernos?.

Se me ocurre, Dr. Fabio, sin ahondar en mayores análisis, que, si ‘buscar acuerdos’, ‘agitar banderas blancas’ o ‘limar asperezas’ supone pactar la impunidad del paramilitarismo, comprenderá Usted que esa idea no es tolerable.

No sólo por respeto a las innumerables fosas comunes y desplazados que el fenómeno ha generado, sino por nuestras futuras generaciones, que por lo menos podrán heredar la certeza de que no hay justificación alguna para masacrar o violar los derechos de las personas a nombre de la democracia o de cualquier ‘refundación de la patria’.

Y así, entre naturales objeciones y contra-argumentos, transcurría la ligera alocución, hasta cuando al Dr. Fabio se le ocurrió explicarnos que el problema fundamental de Colombia tenía un origen canino: “chuzaron tanto a la perra, que la perra mordió”.

Eso dijo, textualmente, el Dr. Fabio.

En principio pensé que se refería a la Dra. Perla Dávila, la recientemente destituida Jefe de la Fiscalía de Córdoba, que, en las grabaciones que vinculan al hermano del Ministro Valencia Cossio a la mafia, aparece referenciada con ese…dulce remoquete.

Sin embargo, al final entendí que lo que quiso decir el Dr. Fabio es que a Uribe le han acusado tanto, que ya se hartó, y, por tanto, es legítimo que el Presidente (la perra) proteste con ira e intenso dolor ante el asedio.

Es decir, que el Presidente, como cualquier temible Pitbull o escandaloso French Puddle, puede amenazar irresponsablemente a periodistas, líderes de oposición, Magistrados, Senadores, cuando se le pide que explique (ojala hablando, no ladrando) el ingreso de delincuentes al Palacio Presidencial.

Pero, Dr. Fabio, ¿sabe Usted porqué ‘chuzan’ a la perra?; ¿se ha preguntado qué grave falta habrá cometido para merecer la perturbación de su apacible retozar?...

¿No será que es muy inquieto el animal?; ¿no será que lo que Usted llama ‘chuzar’ es el llamado de las instituciones al mantenimiento de un mínimo de orden y respeto en la convivencia, pero la terca perra lo resiste y lo reta?...

Además, que yo sepa, la perra no sólo no tiene pedigrí, sino que, inexplicablemente, de las andanzas y certificados de nacimiento de toda su descendencia no hay rastro. Más aún, nótese que la perra está repleta de pulgas, muy malas y desde muy temprana edad, y el asunto parece endémico.

Por otro lado, considere Usted que el problema ya no es sólo la perra, sino la horda de canes envigadeños y con cara de ‘migrantes’ que llegaron con ella a la ‘Casa de Nari’.

Inmediatamente y como ‘perro por su casa’, se han acomodado en Ministerios, oficinas jurídicas y, muy confianzudamente, hasta en el tierno regazo del Alto Comisionado.

Y ahora, después de dos largos períodos de residencia y acostumbrados a la buena vida palaciega, no sólo se niegan a retirarse del territorio que diariamente marcaron y remarcaron, sino que amenazan con desterrarnos a todos porque, argumentan, ‘es por el bien de la Patria’.

Yo, por mi parte, no digo que no ‘chucen’ a la perra, sino que lo hagan a distancia, por aquello de una hidrofobia, o algo así. Porque vacunas no tiene (la perra), ¿o si?...

Finalmente, el Dr. Fabio nos confesó en la alocución que en realidad lo importante no era ‘chuzar’ o no a la perra, sino que “todo depende de cómo la hurguen” (del verbo ‘hurgar’).

Eso, textualmente, dijo el Dr. Fabio.

Y yo pregunto: con esos dudosos antecedentes y la resistencia al aprendizaje que han demostrado los libidinosos gozques de Palacio, ¿merecen un trato distinto?. Incluso creo que nos hemos quedado cortos.

Es que a estás alturas, Dr. Fabio, el dilema ya no es elegir entre 'chuzar' o 'hurgar' a la perra, sino que ni el Gran Combo ha logrado sacarla de la casa. Y si la orquesta no pudo, me temo que habrá que llamar al Tino Asprilla para que la asuste.

¿No será mejor (previa vacuna) castrarla y asignarle un adiestrador personal, de modo que, aún con la bajísima pureza de su raza (la de la perra), valga la pena dejarla unos días más en ‘Nari’?.

Pero no, Dr. Fabio, mala idea.

Pensándolo bien, yo sinceramente, frente a la segura ausencia de compradores, soy partidaria de la opción de regalar esa perra. Y no creo que haya mejor prospecto de propietario que el Fiscal Luis Moreno Ocampo, de la Corte Penal Internacional, que en su mansión seguro cuenta con lugares apropiados para ejemplares de estas características. Por lo pronto parece que le encantan.

En fin, nada perdemos con intentar la piadosa gestión de un cómodo hogar para la chanda. ¿No le parece, Dr. Fabio?.



Por Marlene Singapur / msingapur@yahoo.es

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