26 de septiembre de 2009

Otra guerra... ¡perdida!

El espectador,| 25 Sep 2009 -


Mauricio García Villegas

El Vietnam de Obama

Por: Mauricio García Villegas
EL GENERAL DEL EJÉRCITO DE LOS Estados Unidos Stanley McChrystal envió la semana pasada un informe al presidente Obama en el que concluye que la situación en Afganistán se deteriora día a día, que la insurgencia crece, que la población desconfía cada vez más de las tropas y que, peor aún, si no se aumenta el número de soldados —hoy son cien mil—, la guerra está perdida.

El informe de McChrystal confirma lo que ya se sabía: que los talibanes, que son los fundamentalistas religiosos más fanáticos del mundo actual, son como la Hidra de Lerna: se fortalecen a medida que los atacan. El uso de la fuerza extranjera contra ellos no hace sino reforzar, en sus mentes bravías, la convicción de que luchan por una guerra santa y de que Dios está de su lado.

En 2003 controlaban 30 de los 364 municipios (distritos) del país. Hoy controlan casi 200. Entre octubre de 2008 y abril de 2009 los ataques talibanes se incrementaron en un 60% y en agosto de este año los rebeldes abrieron nuevos frentes en el norte y occidente del país. Según el almirante Mike Mullen, la insurgencia talibana es cada día más eficiente y sofisticada. Como si eso fuera poco, el presidente afgano, Hamid Karzai, encabeza uno de los gobiernos más corruptos del mundo (el quinto más corrupto, según Transparencia Internacional).

Así pues, además de estar aliado con un gobierno repugnante, Obama parece no tener cómo ganar la guerra. Como si eso fuera poco, en medio de la profunda crisis económica que vive hoy el mundo, la guerra en Afganistán les cuesta a los Estados Unidos la bicoca de cuatro mil millones de dólares mensuales.

Por todo lo anterior, muchos analistas políticos dicen que Afganistán es hoy el Vietnam de Obama.

¿Cómo es posible que el país más poderoso del mundo se vea involucrado en otra guerra perdida? Uno podría entender que eso le pase a Bush, un presidente enajenado por la incapacidad mental y la ceguera religiosa. Pero a Obama, un gobernante inteligente, dispuesto a oír y acompañado por un equipo preparado y conocedor, ¿cómo es posible que le esté pasando lo mismo?

La respuesta parece estar en lo difícil que es para un país —a las personas les pasa lo mismo— aceptar ser menos de lo que se fue en el pasado. Para los estadounidenses es muy difícil liberarse de las glorias militares que los convirtieron en algo así como los salvadores del mundo, a mediados del siglo XX. Los Estados Unidos ya no tienen el poder ni la capacidad para imponer un orden mundial, pero las mentes de los ciudadanos y las de sus gobernantes siguen enquistadas en esas glorias pasadas. “El orgullo más feroz nace de la impotencia”, decía Paul Valéry y eso es justamente lo que le pasa al pueblo de los Estados Unidos.

En síntesis, dos cosas me impresionan en esta guerra que parece perdida. En primer lugar, la capacidad del patriotismo cerrero para obnubilar la inteligencia de los gobiernos, incluso la de uno pragmático y competente como el de Obama. Segundo, que un pueblo como el estadounidense, profundamente religioso e incluso respetuoso de la dignidad humana, al menos dentro de sus fronteras, prefiera gastar millones de dólares en una guerra perdida, al otro lado del mundo, en lugar de hacer una reforma al sistema de salud que les permita a cuarenta millones de personas ir a los hospitales sin tener que mendigar para que los atiendan.

*Profesor de la Universidad Nacional e investigador de Dejusticia.

22 de septiembre de 2009

El dulce sabor de una mujer exquisita....

La verdad, no creemos que sea de García Márquez. Parece un correo de esos que salen cada cierto tiempo a su nombre. Pero nos pareció un sincero y tierno homenaje a la mujer auténtica. Por eso lo publicacmos. Esperamos que lo gocen igual.


EL DULCE SABOR DE UNA MUJER EXQUISITA

(por Gabriel García Márquez)

Si aún no ha pasado el bisturí por tu piel,

si no tienes implantes de silicona en alguna parte de tu cuerpo,

si los rollitos no te generan trauma,

si nunca has sufrido de anorexia,

si tu estatura no afecta tu desarrollo personal,

si cuando vas a la playa prefieres divertirte en el mar

y no estar sobre una toalla durante horas,

si crees que la fidelidad sí es posible y la practicas,

si sabes cómo se prepara un arroz,

si puedes preparar un almuerzo completo,

si tu prioridad no es ser rubia a como de lugar,

si no te levantas a las 4:00 a.m. para llegar primera al gimnasio,

si puedes salir con ropa de gimnasia tranquila a la calle un domingo

sin una gota de maquillaje en el rostro...

ESTÁS EN VÍA DE EXTINCIÓN....

Una mujer exquisita no es aquella que más hombres tiene a sus pies,

si no aquella que tiene uno solo que la hace realmente feliz.

Una mujer hermosa no es la más joven, ni la más flaca,

ni la que tiene el cutis más terso o el cabello más llamativo,

es aquella que con tan sólo una franca y abierta sonrisa

y un buen consejo puede alegrarte la vida.


Una mujer valiosa no es aquella que tiene más títulos,

ni más cargos académicos,

es aquella que sacrifica su sueño temporalmente por hacer felices a los demás.


Una mujer exquisita no es la más ardiente

(aunque si me preguntan a mí, todas las mujeres son muy ardientes....

Los que estamos fuera de foco somos los hombres )

sino la que vibra al hacer el amor solamente con el hombre que ama.


Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada al ser admirada por su belleza

y elegancia, es aquella mujer firme de carácter que puede decir NO.
Y un HOMBRE... UN HOMBRE EXQUISITO es aquel que valora a una mujer así...

Que se siente orgulloso de tenerla como compañera....

Que sabe tocarla como un músico virtuosísimo toca su amado instrumento...

Que lucha a su lado compartiendo todos sus roles,

desde lavar platos y atender tripones,

hasta devolverle los masajes y cuidados que ella le prodigó antes.....


La verdad, compañeros hombres,

es que las mujeres en eso de ser 'Muy machas' nos llevan gran recorrido...


¡Qué tontos hemos sido -y somos-

cuando valoramos el regalo solamente por la vistosidad de su empaque...!


Tonto y mil veces tonto el hombre que come mierda en la calle,

teniendo un exquisitímo manjar en casa.

Gabriel García Márquez