24 de noviembre de 2010

La doble cara del exilio de Hurtado




Por León Valencia, 23 de noviembre de 2010

Hizo la tarea saltando barreras éticas y legales, obnubilada por el liderazgo y el poderío de Uribe.

Por el momento es una jugada audaz y salvadora la que han hecho el ex presidente Uribe y su círculo más cercano. Con el exilio alejan de las manos de la justicia a María del Pilar Hurtado, la pieza clave de una conspiración que tiene en su haber presiones y espionaje contra decenas de personas influyentes, confrontaciones con gobiernos vecinos y tres testigos muertos.

Pero también le abren puertas a una intervención más activa de la justicia internacional, a una posición más decidida del gobierno del presidente Santos y a una mayor diligencia de la justicia colombiana. Las reacciones de estos tres días así lo demuestran.
María del Pilar Hurtado asumió las funciones de directora del DAS el 31 de agosto del 2007 y dejó el puesto el 23 de octubre del 2008. Fue el periodo más aciago del gobierno de Uribe.

El momento crucial de la 'parapolítica' y la 'Yidispolítica'. El tiempo en que salió a la luz pública la pavorosa infiltración de los paramilitares en el DAS de la mano de Jorge Noguera. La amenaza de intervención humanitaria de la comunidad internacional para lograr la liberación de Íngrid Betancourt y buscar negociaciones de paz en Colombia.

Ahora hay la suficiente información para concluir que la Casa de Nariño respondió a esta situación buscando, mediante acciones ilegales, información que le permitiera enlodar a la Corte Suprema y promover su cierre, ligar la oposición al terrorismo para buscar su judicialización y acopiar elementos para justificar una confrontación abierta con los gobiernos de Venezuela y Ecuador.

Al parecer, Andrés Peñate, quien oficiaba como director del DAS en ese entonces, no era el hombre que se prestaba de un todo y por todo para esas misiones y entonces decidieron ascender a María del Pilar Hurtado, una funcionaria media y gris, más permeable a halagos y presiones desde el poder.

Hizo la tarea saltando barreras éticas y legales, obnubilada por el liderazgo y el poderío de Uribe. No previó que los crímenes podrían salir a la luz.

La señora María del Pilar Hurtado estaba a punto de reventarse. Los 13 principales funcionarios del DAS vinculados a las investigaciones han entregado pruebas para demostrar que las órdenes de espiar, presionar y golpear venían de ella y de funcionarios directamente vinculados al Presidente de la República, y algunos señalaron que Hurtado les decía que el trabajo era del interés primordial de Uribe. No podía eludir los hechos.

Con la ayuda del presidente panameño, Ricardo Martinelli, Uribe apartó del fuego a Hurtado y ganó un tiempo valioso. Pero volvió a poner en entredicho a la justicia colombiana y desató una situación muy incómoda para el presidente Santos al tender un manto de duda sobre su capacidad para garantizar la seguridad y la vida de los funcionarios del anterior gobierno.

No hay una sola voz relevante en el país que en estos días haya justificado el exilio, y el presidente Santos y la canciller María Ángela Holguín han alertado a los demás gobiernos para que no transiten el camino de las autoridades panameñas, porque en Colombia hay garantías de justicia y seguridad para los acusados por los crímenes cometidos por el anterior gobierno.

Es probable que, como ha ocurrido en anteriores desplantes o agresiones a la justicia, la comunidad internacional arrope con su solidaridad a los tribunales colombianos y estas cortes se sientan conminadas a actuar con rectitud, pero también con celeridad y audacia, hasta concluir los juicios que afectan a Uribe y a su gobierno.

Si esto ocurre, el exilio de Hurtado, que tiene todas las trazas de ser una jugada maestra, puede devolverse como bumerán contra sus gestores.

lvalencia@nuevoarcoiris.org.co

23 de noviembre de 2010

Silver Blaze. A absolver a Uribe










Por MAURICIO BOTERO MONTOYA



Tomado de elnuevosiglo.com

Lunes, 22 de Noviembre de 2010



HAY que absolver al ex presidente de haber puesto al DAS a interferir las comunicaciones de los magistrados, periodistas y opositores. Él ya lo dijo: no tenía ni idea.

La Comisión absolvedora del Congreso ya está aceitada. Además es el mismo engranaje usado en el caso Samper. Es un mecanismo idéntico. Los congresistas compinches hacen de jueces, y una vez absuelto o perdonado el encumbrado reo, ya no podrá ser vuelto a juzgar. Uribe presiona ahora para que lo juzguen pronto y rápido.

Quiere tener tiempo suficiente para participar en las próximas elecciones. Si ya le perdonaron que hubiere enriquecido con abuso de influencias y de información confidencial a sus hijos, de haber hecho partícipe a su suegro en los negociados, ¿por qué hacerlo penar por unas chuzadas de la policía secreta del Presidente? Nada. Si pudo salir indemne del asesinato perpetuado por el Ejército de más de dos mil colombianos a los que reclutaban, asesinaban y presentaban como terroristas “dados de baja en acción”, indemne y sin dar explicaciones, ¿por qué molestarlo ahora por unas meras chuzadas a sus adversarios? Que agradezcan que no son unos de los once colombianos desaparecidos diariamente durante su mandato.

Me comentaba un ex ministro que el único organismo del Gobierno en que el Presidente no puede alegar ignorancia de lo que ocurre es en el DAS. El jefe del DAS tiene comunicación directa con él, sin intermediación alguna de secretarios o funcionarios.

Por si fuera poco desde el 2002 hubo que sacar cuatro directores del DAS acusados de paramilitarismo, corrupción, chuzadas. ¿Cómo alegar que el prolijo ex presidente que ostenta eficiencia pueda decir que no tenía ni malicia de lo ocurrido? Que absuelvan pronto al que pone la cara dura. Faltaba más. No estamos en E.U., donde tumbaron a Nixon por chuzar a la oposición. Estamos ante el señor de El Ubérrimo que chuza, insulta, intimida, obstruye a toda la Rama Judicial y ahora exige que el Congreso lo absuelva prontito. Sin demoras.

En el célebre cuento Silver Blaze de Sherlock Holmes, el detective le explica a un inspector de Scotland Yard, el DAS inglés, que el robo del caballo fue perpetrado por alguien conocido en la pesebrera. ¿Cómo lo sabe? Lo sé por el incidente del perro, contestó. Pero no hubo ningún incidente esa noche, respondió el funcionario. Precisamente por eso, le dijo Holmes.

La ausencia de intervención presidencial eficaz durante ocho años en un organismo adjunto, tras escándalos que tumban a cuatro directores, es más que suficiente prueba de un crimen por omisión. Así al menos lo entendía Sherlock Holmes.


22 de noviembre de 2010

Sandeces de Martinelli


Tomado de elnuevosiglo.com

*Se mantiene la afrenta a Colombia
*Gobierno debe salir del mutismo



Reaccionamos de inmediato, el sábado anterior, al asilo panameño y la inmunidad otorgada a la subjúdice ex jefa de Inteligencia del Gobierno Uribe, María del Pilar Hurtado, por todo lo que calificamos de afrenta a Colombia, misil contra la justicia nacional y la “Operación Jaque” a que ha sido sometido el Gobierno del señor Presidente Juan Manuel Santos. Hay allí una maniobra aleve contra el país, sus instituciones, su democracia y la libre autodeterminación de los pueblos, que no sólo contraviene múltiples convenios internacionales, sino particularmente los pactos sobre asilo territorial y diplomático firmados en 1954, en Caracas, y desarrollados hasta el Acuerdo de Cartagena de 1984. Una especie de prevaricato internacional, insistimos, al volver las acciones ordinarias de la justicia colombiana en delito político; un prevaricato que no debe ni puede contar con el aval y la aquiescencia de Santos quien como Jefe de Estado encarna la personería jurídica colombiana y a quien corresponde ante el mundo, según la Carta Magna, la defensa de “la soberanía…, la independencia y la honra de la Nación”, inclusive respaldándose en la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, con asiento de todos los expresidentes recientes y antiguos.


El presidente panameño, Ricardo Martinelli, ha dicho que es una acción soberana de su país. Soberana, sí, pero no sólo inamistosa sino improcedente e ilegal. Y así lo es porque está en su derecho, según el Convenio que aduce, de asilar a los perseguidos políticos, pero en ningún caso, como nace de la misma ley, a quienes están incursos en acciones judiciales por delitos simples, menos si son agravados, como los de Hurtado. No sólo lo dicen los convenios firmados por Panamá, sino el mismo pacto de San José común a todos los latinoamericanos. Ante ello, Martinelli dice que habló con Hurtado. Ni siquiera con la embajadora colombiana, ex colega de Gobierno de ella, salvo que lo hubieran hecho y así pasado por la faja a la Canciller que no fue informada ni por él o los funcionarios colombianos. Y en esa simple conversación de Hurtado y Martinelli se llevan de tajo a la justicia, disque porque le ayudó en algún caso. Tenía que saber o informarse, al hablar con ella, de que ya el Procurador la destituyó y sancionó, y la Fiscalía había anunciado decisiones una vez logrado todo el acervo, donde reposan testimonios de inculpados a décadas de cárcel, y que apenas terminó de nutrirse hace quince días con las declaraciones y documentos de nuevos testigos para respetarle el debido proceso.


El señor Martinelli cree que son perseguidores políticos todo el Gobierno Santos, el Procurador, el Fiscal, los jefes de los partidos, y los colombianos de bien. ¡Qué atropello a la razón! Deberá saber que no por haber dado asilo a tanto orate latinoamericano la soberanía panameña puede afectar la de Colombia. Y en materia grave, porque está obstaculizando las acciones judiciales ordinarias de un país que lucha por recuperar su norte y en lo que se interpone, prestándose a jugadas de baja índole. El gobierno colombiano, pues, tiene que ir más allá de las crípticas declaraciones iniciales. Hasta el momento ha preponderado el mutismo, pero es menester la defensa nacional, no en el sentido bélico, sino en el de la alta política, la que exige ponerse a tono con las responsabilidades históricas, la que mide la corteza de un estadista en cuanto noción de Estado, la que no contemporiza con quienes pretenden salvar su pellejo a costa de la República en alianza con gobiernos cómplices. Suficiente es con la injusta mácula que se ha cernido sobre el país por otras causas para caer ahora en semejante estropicio de aceptar los díscolos e interesados dictámenes de un gobierno que sabía que Hurtado estaba incursa en delitos comunes propiciados desde el mismo Estado, lo que difiere de cualquier asilo anterior. Caben pues los requerimientos del artículo 11 del Convenio de Asilo Territorial, de manera que Martinelli recapacite ante el alud de evidencias o definitivamente se declare enemigo de Colombia.


Urge, pues, una actitud gubernamental franca. Que si débil, frágil, dubitativa, como viene siendo, mandará el beneplácito a otros países, y el mismo Panamá, de que pueden abrirse todos los santuarios de impunidad bajo los pretextos más inverosímiles y espurios. Y si fuerte, vigorosa, viril, como diría Enrique Santos, estaría demostrando el talante democrático, justo e internacionalista que pretende. No es el tiempo de ser neutrales ni indiferentes.

21 de noviembre de 2010

Un cuento de burros...

Anónimo


En una oportunidad se le preguntó a un consultor financiero qué es lo que había pasado en la crisis financiera global y cómo lo podría explicar de la manera más fácil posible. Este consultor respondió de la siguiente manera:

Un señor se dirigió a una aldea donde nunca había estado antes y ofreció a sus habitantes 100 euros por cada burro que le vendieran. Buena parte de la población le vendió sus animales. Al día siguiente volvió y ofreció mejor precio, 150 por cada burrito, y otro tanto de la población vendió los suyos. A continuación ofreció 300 euros y el resto de la gente vendió los últimos burros. Al ver que no había más animales, ofreció 500 euros por cada burrito, dando a entender que los compraría a la semana siguiente y se marchó. Al día siguiente mandó a su ayudante con los burros que compró a la misma aldea para que ofreciera los burros, esta vez a 400 euros cada uno.

Ante la posible ganancia a obtener la semana siguiente, todos los aldeanos compraron sus burros a 400 euros y quien no tenía el dinero lo pidió prestado. De hecho, compraron todos los burros de la comarca. Como era de esperar, este ayudante desapareció, igual que el señor, y nunca más se les vio.

De inmediato, la aldea quedó llena de burros y de endeudados. Los que habían pedido prestado, al no vender los burros, no pudieron pagar el préstamo. Quienes habían prestado dinero recurrieron al Ayuntamiento diciendo que si no cobraban, se arruinarían ellos; entonces no podrían seguir prestando y se arruinaría todo el pueblo.

Para que los prestamistas no se arruinaran, el Alcalde, en vez de dar dinero a la gente del pueblo para pagar las deudas, se lo dio a los propios prestamistas. Pero éstos, ya cobrado gran parte del dinero, no perdonaron las deudas a los del pueblo, que siguió igual de endeudado. El Alcalde dilapidó el presupuesto del Ayuntamiento, el cual quedó también endeudado. Entonces se pide dinero a otros ayuntamientos; pero éstos le dicen que no pueden ayudarle porque, como está en la ruina, no podrán cobrar después lo que le presten.

Resultados:
Los vivos del principio, forrados de dinero. Los prestamistas, con sus ganancias resueltas y un montón de gente a la que seguirán cobrando lo que les prestaron más los intereses, incluso adueñándose de los ya devaluados burros con los que nunca llegarán a cubrir toda la deuda. Mucha gente arruinada y sin burro para toda la vida. El Ayuntamiento, igualmente arruinado.

¿Qué pasó al final? Para solucionar esto y salvar a todo el pueblo, el ayuntamiento bajó el sueldo a sus funcionarios."

Esta historia está inundando Internet hace más de un mes. Impactante historia que propone una contrastación que, desafortunadamente, se asemeja a la realidad; una realidad que debemos contribuir en cambiar.