Por Acidonitrix
Aunque
suene extraño, nuestro municipio puede ser líder, al menos nacional, en el tema
de la innovación. Creo que nos sería muy fácil, con poco esfuerzo. Veamos.
Indudablemente,
en cuestiones de aseo tenemos a la comunidad más consciente al respecto: nadie
tira un papel al piso, nuestros parques permanecen limpios y organizados, en
fin, por todas partes Lebrija parece una tacita de plata.
En
educación, no se pierde un peso de las obras realizadas. Las comunidades se
apersonan de los centros educativos, los cuidan, protegen, ayudan a sus hijos
en los estudios y los rendimientos académicos son sobresalientes.
El
respeto por el orden en las calles es tal, que nunca se ve un carro mal
parqueado o estacionado cerca de las esquinas obstaculizando el tráfico
vehicular.
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Sapuque, siempre pescando... en aguas revueltas... |
En
aspectos de vigilancia de la excelencia administrativa contamos con el más
pulcro defensor de los intereses de la comunidad, nuestro maravilloso veedor
ciudadano, emérito, don Sapuque, quien se ha desempeñado como un Robin Hood,
quitando dineros mal habidos de los alcaldes para repartirlos en sus bolsillos
(los de Sapuque, se entiende). Bueno, también algunos otros ciudadanos que fueron
sus víctimas, como le pasó a don Orlando Ríos. A Dios gracias, nuestro veedor
se salvó por tecnicismos legalistas y porque contó con la ayuda desinteresada
de ex alcaldes que, sin ningún resentimiento por sus antiguas exacciones
pecuniarias, lo socorrieron con dineros y gestiones ante políticos y
autoridades legales. Y se salvó nuestro adalid de la justicia, sin que se le
manchara su hoja de vida.
Por
ello, un grupo de ciudadanos agradecidos con su labor desean proponerlo para
alcalde de nuestro municipio. ¿Se imaginan las ventajas? En primer lugar,
Lebrija daría un auténtico hit en el concierto nacional, al elegir a un
personaje tan distinguido para el primer cargo de nuestro ente territorial.
Como segunda ventaja, para apoyarlo se produciría un gran frente de fuerzas
políticas, mejor, una gran unión, en la
que cabrían indudablemente, sus mentores políticos, como los samuelistas y lesmistas;
la rutilante figura política y jurídica —nuestro orgullo— la Dra. Sonia Serrano
Prada y su cauda de votantes agradecidos; todo el conglomerado de los Nule
Gómez y demás fichas del carrasco que acompañaron al candidato Alirio Vásquez
en su aventura electoral.
Pero lo
más importante, y merece mención aparte, es que con esa medida lograríamos
sacar de las calles ese horroroso delito común de la extorsión, y lo llevaríamos
al sector público, donde ya cambiaría su naturaleza por una sana política
fiscalizadora, como la impulsada por nuestros ilustres padres de la patria.
Y ahí
sí, innovaríamos: acabaríamos el delito de extorsión y promoveríamos el
fortalecimiento fiscal… al menos el de Sapuque.
¡Anuncio
mi voto por Sapuque!