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Carlos Vidales |
Soneto quevediano
a un hombre infame
Procurador que viertes tu veneno
ardiente del demonio que te habita
y poseído de maldad maldita
persigues lo que es santo y justo y bueno;
hipócrita infernal, diablo sin freno
a quien solo el rencor mueve y excita,
cocinero inmoral, en tu marmita
guisando sopas de excremento y cieno,
invocas la moral cuando la violas,
de la falsa virtud haces tu gloria
y de la rectitud mil carambola
ya solo quedará de tu memoria
cuando en la tumba estés, contigo a solas,
nuestro Juicio Final: el de la historia.
Carlos
Vidales
Estocolmo, diciembre 13 de 2013