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Por Koestler |
El arte de acabar con la pobreza
Definitivamente
a nuestros sabios economistas, oficiales y privados, se les acaban de
ir las luces, una vez más. Y todo por cuenta de los índices de
pobreza, que gracias a una nueva fórmula, disminuyen sensiblemente.
Así,
si en una familia trabajan cuatro personas y entre todas reúnen
$760.000.oo pesos, ya dejan de ser pobres. Era más sensible el
presidente Uribe, quien se dedicaba a cuidar a los ricos condolido de
que eran menos que los pobres.
Estos
ajustes estadísticos recuerdan los del DANE, para disminuir los
pobres en este país... El vicepresidente Angelino protestó por la
fórmula... y ya lo mandaron a callar. ¡Vaya, Santos le ordena
callar al vicepresidente Garzón, pero le tiemblan los pantalones
para enfrentar el expresidente Uribe, y, menos aún se atreve a
llamarle la atención al comandante del ejército por las opiniones
que dio esta semana. Con decir, que ¡ni siquiera ha pedido la extradición de la delincuente ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado, que está refugiada en Panamá!
Habló duro el comandante del ejército... General Alejandro Navas.
Exigiendo
la jurisdicción penal militar... para juzgarse ellos mismos...
Recuerden las maniobras, que desde el seno de la cúpula militar se
promovieron para defender al subteniente Raúl Muñoz, acusado de
violar a dos niñas en una semana y de asesinar a tres niños
hermanos, incluida una de las dos violadas.
¿Justicia
penal militar para tapar los falsos positivos, corrupción, crímenes
contra civiles indefensos? Lo que se debe hacer antes que nada es una gran depuración de las fuerzas armadas... para quitarle el apoyo a los narcotraficantes y los grupos paramilitares, que son los causantes de la mayoría de los crímenes de este país. Con el apoyo a los narcotraficantes se estimula igualmente a la guerrilla... es la triste verdad.
Y también habló fuerte hablándonos de su héroe de la patria, el 'valiente' que arrasó con la Corte Suprema de Justicia y otra buena cantidad de civiles, el coronel Plazas Vega, ya juzgado y condenado por sus crímenes.

¡Ahí sí, que Dios nos coja confesados...!