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Acidonitrix |
Hoy
finalizan las manifestaciones de las campañas electorales. De mañana
en adelante sólo podrán realizarse actos en recintos privados, como
lo señala la reglamentación electoral. Continuarán los esfuerzos
casa a casa de los diversos candidatos a la alcaldía o al concejo.
Ya las cartas están jugadas.
De
programas, muy poco qué decir. Salvo Javier Uribe Motta, que
se preocupó por dar una publicidad amplia en el periódico, y de
Luis Jesús Maldonado Barrios, quien lo presenta en un
plegable que amablemente entrega cuando visita nuestros hogares. En
el fondo su amabilidad y trabajo no logran que olvidemos su rol como
miembro de la familia Maldonado: hermano del exconcejal Adolfo
Maldonado y del concejal Miguel Ángel Maldonado Barrios, uno de los
famosos 8 concejales en investigación de la fiscalía, por motivos
de peculado por enriquecimiento ilícito.
Lo
cómico, o tradicional de estas campañas, es que los candidatos
hablan de compromisos que no incluyeron en sus programas; lo más
seguro es que algunos sólo tendrán en mente los contratos con sus
paniaguados. Lo demás, poca veracidad hay que darle.
El
cierre de Luis Alirio Vásquez es indicativo de la apatía que
experimentan los votantes en general, y por algunos candidatos en
particular. Lo diciente es el hecho de que aumentaba la audiencia
cuando don Jediondo gritaba a todo pulmón sus chistes de mal
gusto e indecentes, pero luego mermaba dramáticamente la presencia
de personas cuando llegaban los discursos de los políticos.
En
algunas de las otras campañas se siente el desaliento y la
frustración de saber que en ocasiones sólo los buscan los avivatos
para que les dé dinero con destino a pagar facturas, mercados o
drogas. Es más, en ocasiones los candidatos al concejo únicamente
se afanan por los votos con miras a su curul, dejando de lado la
campaña de apoyo a su candidato a la alcaldía. Aspiran a salir como
concejales, dispuestos a venderse después al mejor postor. Es decir,
a quien gane como alcalde.