14 de octubre de 2010

Descentralización: demagogia lucrativa

Tomado de elespectador.com: 11 Oct 2010

Cristina de la Torre

Por: Cristina de la Torre
NO SE SORPRENDA, AMABLE LECTOR, si de pronto irrumpen en la Plaza de Bolívar columnas de descamisados que marchaban desde Casanare y Arauca y Cesar y La Guajira, el puño en alto contra un centralismo que querría expropiar a sus regiones.

Lugareños cada día más pobres hincharán, no obstante, el coro de las mafias políticas que los gobiernan y claman contra una redistribución de regalías que, según ellos, aniquila la descentralización. Mas, sin planes de desarrollo regional, sin sentido de equidad y sin controles, tal descentralización derivó en la más lucrativa demagogia. En contravía del verbo repartir y por encima del interés general, una minoría de municipios acapara las regalías, beneficio de las riquezas del subsuelo que por norma de la Constitución pertenecen a toda la nación. Ocho billones de pesos por ese concepto se esfumaron el año pasado entre vericuetos, papeles y contratos de las alcaldías y gobernaciones agraciadas, y sus amigos armados o desarmados. Lo que quedó, lo dilapidaron en construcciones faraónicas e inútiles: en centrales de leche donde no había ganado o en acueductos de 18 mil millones sin agua, como en Barrancas y La Guajira. Mientras tanto, su gente desfallece en la pobreza. A pesar de las regalías billonarias que La Guajira recibe, este departamento bate la marca nacional de indigencia y mortalidad infantil. Un estudio de la Universidad del Externado demuestra que en dos décadas los ingresos de ese departamento aumentaron 10,4 veces, pero la población que no alcanza a cubrir sus necesidades básicas aumentó tres veces y media. El fenómeno se repite en Arauca (Saudita), donde también el Eln sacó tajada de los 3 billones 387 mil millones de pesos que a junio había recibido por regalías ese departamento.

El Gobierno propone redistribuir esos recursos equitativamente. Y, a la luz del ordenamiento territorial, apuntar a otros objetivos estratégicos: invertir en ciencia y tecnología, impulsar el desarrollo en zonas costeras y de frontera, financiar proyectos regionales de desarrollo mediante Consejos Regionales de Planeación. Con todo, hay en el proyecto una laguna colosal: no contempla mecanismos efectivos de control sobre el manejo de las regalías. Si corrupción e ineficiencia hay en provincia, también ellas campean en el poder central. No por entregarle al Gobierno Nacional la administración de esos recursos desaparecen los tentáculos de la corrupción que succionan todas las finanzas del Estado.

Por otra parte, si de llenar el hueco fiscal se trata, más valdría comenzar por desmontar las exenciones tributarias a las grandes empresas, cuyo monto ascendió el año pasado a 8 billones de pesos. El representante David Barguil denuncia que carboneras que el año pasado debían pagar $1,2 billones, lograron exenciones por $900 mil millones. Pero además estas empresas le hacen trampa al Estado colombiano. La contralora Sandra Morelli encontró un desfase de $23 mil millones en el pago de regalías de la BHP Billiton. Barguil declaró a Semana que “esta es la punta del iceberg de un aberrante caso de corrupción en el que pueden estar refundidos miles de millones en regalías y en impuestos (…)”. Si en este caso se impone mano firme, habría que revisar a fondo la política frente a la inversión extranjera. Es que Colombia recibe de las compañías petroleras las regalías más bajas del mundo: 8%. Encima, se quedan ellas hasta con el 92% del recurso y se les permite remesar todas las utilidades.

Sin activar todos los dispositivos de control —en el poder local y en el central— el trascendental proyecto de regalías no logrará corregirle el caminado a la descentralización ni superar la desigualdad entre regiones. Y entonces los elegidos de la fortuna, en trance de reelección, podrán decir que el pueblo salvó a la patria de las fauces del centralismo.

13 de octubre de 2010

Regalías: un debate ciudadano

NOTA: Las regalías son un preciado botín tanto para el poder central como para los poderes regionales y locales. Un botín sobre el que caen todos los que se sienten con derecho a usufructuarlo sin el menor respeto por quienes deberían beneficiarse con dichos recursos: el sector más deprimido del país. Este es un debate de gran importancia para el futuro nacional. Damos inicio aquí, e invitamos a los lectores, a un espacio de información para que los ciudadanos nos formemos una opinión documentada y actuemos en consonancia.

Tomado de elespectador.com| 11 Oct 2010 - 9:57 pm

Rodrigo Uprimny

Por: Rodrigo Uprimny

MUCHOS CIUDADANOS NO SE INTERESAN por las discusiones sobre hacienda pública, como la relativa a las regalías, pues les parecen aburridas y técnicas.

Es una actitud comprensible, pero problemática, pues en esas discusiones se juega mucho el destino de nuestros derechos, cuya realización depende en parte de los recursos con que cuenta el Estado para protegerlos.

Un ejemplo de un tema importante, pero que no despierta la atención ciudadana, es la propuesta del Gobierno de reformar la Constitución para modificar el reparto y la destinación de las regalías, pues se trata de recursos importantes: unos $5 billones por año en la actualidad, que podrían llegar a $10 billones en 2020. ¿Qué es lo que está en juego?

La regalía es lo que el Estado colombiano recibe por la explotación de los recursos naturales no renovables, como el petróleo o el carbón. Esos dineros son repartidos hoy de dos formas: aproximadamente un 80% son regalías directas, que van a los departamentos y municipios en donde se explotan o transportan los recursos no renovables; el resto va al Fondo Nacional de Regalías (FNR), para ser repartido a las otras entidades territoriales.

La situación actual hoy es mala, pues existen profundas desigualdades regionales. Por ejemplo, cinco departamentos (Casanare, La Guajira, Meta, Cesar y Arauca), que tienen aproximadamente el 6% de la población, han recibido más del 50% de las regalías. El ingreso per cápita por regalías en Casanare es de $2,2 millones, que es 45 veces superior a los $49 mil que recibe un nariñense.

Además, por una grave corrupción, muchos dineros se han perdido. Y los que no han sido robados, no han sido tampoco bien usados para el desarrollo regional o el mejoramiento de la vida de los habitantes, sino para obras locales, muchas veces innecesarias, como el velódromo de Arauca. Por ello, los departamentos que más regalías han recibido, como La Guajira, no han logrado reducciones significativas de la pobreza.

El Gobierno tiene entonces razón en que es necesario reformar el reparto y la destinación de las regalías, con el fin de lograr mayor equidad social y regional.

Nadie niega que los departamentos y municipios productores deban recibir regalías suficientes para compensar el impacto ambiental y social de esas explotaciones mineras en sus territorios. Pero las regalías deben beneficiar a los colombianos más pobres, sin importar en qué departamento vivan.

Es necesario también controlar el despilfarro y robo de esos dineros, con el fin de que financien el desarrollo social y la integración regional, y no obritas locales desarticuladas.

Pero la propuesta gubernamental no deja de suscitar muchos interrogantes.

Jurídicamente no es claro que sea necesario reformar la Constitución, pues parecería que basta con modificar las Leyes 141 y 756, que son las que regulan específicamente el reparto y la destinación de las regalías.

De otro lado, hoy todas las regalías están destinadas a los departamentos y municipios, vía regalías directas o vía FNR. Es cierto que el reparto es muy inicuo, pero existe el riesgo de que la reforma decida concentrar esos dineros en el ámbito nacional (por ejemplo, para financiar el alto déficit fiscal), lo cual sería un golpe financiero a la descentralización. Y es que aún no es siquiera claro cómo se repartirán los recursos.

Finalmente, la institucionalidad propuesta para manejar las regalías y evitar su robo y despilfarro es confusa y enredada. No se prevén tampoco mecanismos de control ciudadano al uso de los recursos. No es entonces claro que la reforma evite la corrupción y logre un manejo transparente de esos dineros.

El debate entonces apenas comienza y es importante que la ciudadanía esté atenta, pues no podemos seguir regalando las regalías, que son patrimonio de todos los colombianos.

* Director del Centro de Estudios “DeJuSticia” (www.dejusticia.org) y profesor de la Universidad Nacional.

11 de octubre de 2010

DISCURSO DE UN CACIQUE MEJICANO




DISCURSO DEL CACIQUE MEXICANO GUAICAIPURO CUATEMOC ANTE LA REUNIÓN DE JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA, EL 8 DE FEBRERO DE 2002.

Con lenguaje simple, que era trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaípuro Cuauhtémoc logró inquietar a su audiencia cuando dijo:

"Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.

Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.

El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.

Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses.

Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa.

Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ""MARSHALLTESUMA"", para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:

¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indo americano Internacional?

Deploramos decir que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reich’s y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a nuestros hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo.

Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.

Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indios americanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."

Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuauhtémoc dio su conferencia ante la reunión de JEFES DE ESTADO DE LA COMUNIDAD EUROPEA, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar LA VERDADERA DEUDA EXTERNA. Ahora solo resta que algún gobierno, latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.


10 de octubre de 2010

Los desplazados



los desplazados / héctor rojas herazo





llegaban en montón duros y solos.

con harapos de sueño,

con quijadas de vaca bramando entre sus ojos.

llegaban en montón y estaban solos.

la mujer con su esposo entre las uñas.

el hombre con su madre y con sus hijos

nadando en su saliva y en su vientre

y el niño sin saber de sus pupilas

entre tanto estupor desmemoriado.

sentían, sin mirar las azoteas,

las múltiples ventanas,

el ovillo de luces,

el camino que olvida su terrón,

y se vuelve oficina y puerta seca,

cemento, sin sabor y policía.

llegaban desde atrás,

desde ellos mismos:

de la siembra quemada,

del monte que se hunde hoja por hoja,

madera con estruendo,

piedra con llaga y diente con blasfemia

y se vuelve con rabia contra el hombre

y le muerde la casa

y le arranca el cabello

y le rompe su atrás y su delante

y le llena los dedos de preguntas,

de furor y preguntas degolladas.

cada uno era un grito,

un terrible silencio que miraba

lleno de toro y sol crucificado.

cada uno estaba solo,

solo con él,

sin nadie entre sus huesos.

todo lo que fue día, siembra, abrazo,

lecho y fatiga, lámpara y amigo,

estaba entre sus pechos destrozado.