Ya se inicia la nueva administración municipal, con el empalme ordenado por la ley. Aparentemente, el empalme es un punto decisorio. Lejos de la verdad, si bien es un buen punto de partida para obtener la información básica para la toma de decisiones. Eso, si se toma como dos referentes: la situación fiscal del municipio y la ejecución en camino de proyectos.
Pero lo esencial del nuevo proyecto, lo que le permitirá diferenciarse radicalmente de la administración saliente estriba en el respeto a las comunidades. En el reconocimiento de que se trata de actuar en una democracia participativa, como lo señala la Constitución Nacional.
El grupo de la administración fue repudiado en las elecciones no por el cansancio asociado con el ejercicio reiterado del poder. Esta es una explicación simplista. El rechazo devino de la falta de apoyo en la población, por el aislamiento de esta, que facilitó una ejecución ajena a los intereses de los pobladores, contra sus intereses fundamentales y con niveles de ineficiencia y arrogancia burocrática francamente intolerables.
Es de esperar que la entrante administración tome en cuenta los fracasos de la anterior.
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