4 de octubre de 2007

El ejercicio de la lambonería

Si bien para algunos el ejercicio de la política es el arte de la lambonería, no es menos cierto que no se puede caer, por parte de esa clase de personajes, en la indignidad, en la falta total del decoro. Este consejo desinteresado nace de la necesidad de que las huestes uribistas conserven en funcionamiento el circo para las masas estólidas que se extasian con las migajas de pan y las payasadas del gobierno y de los "representantes de la patria" al servicio del Presidente Uribe.
La última representación circense contó con dos de los más cotizados actores: la presidenta del Senado y el Presidente de la República, donde éste fue presentado como un caso dramático de las víctimas de la violencia. Gracias a este tablado descubrí que la política de justicia, verdad y reparación, no busca reivindicar a los millones de colombianos indefensos víctimas de la violencia paramilitar y guerrillera, sino, quien lo creyera, a los personajes de la plutocracia colombiana.
Hay que reconocer el valor de la presidenta del Senado, para orquestar un espectáculo tan genuflexo. Pero se le fue la mano.



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