Si por allá llueve.. por acá no escampa

En ocasiones tenemos la sensación de que cuando se habla de política el escenario municipal es distinto al nacional. La verdad es que se trata del mismo panorama patético y, si se quiere, escatológico. (En ambas acepciones.)

Acá igualmente se presentan varios filones de riqueza ideológica, que vale la pena reseñar. Sin que implique importancia, las vamos a señalar numeradas.

Primera ideología, y de las más seriamente compartidas: la kotex. Es decir, úsese y bótese. Así, hoy hay candidatos de alcaldía y concejos que en elecciones anteriores fueron liberales, luego del movimiento comunal, después de la mancha amarilla y hoy son de Sinvergüenza ciudadana. Otros son de Cambio Radical, o del glorioso partido de la Gata, o volvieron al Liberal. En fin, sobran los ejemplos.

Segunda ideología, y de gran valor: por la plata baila el perro. Merced a la cual se estructuran sólidas "alianzas programáticas."

Tercera, muy importante cuando se encuentran viejos rivales que antes se criticaban fieramente: entre bomberos no nos pisamos las mangueras. Criterio muy sabio para garantizar la convivencia y construir la tolerancia política, mientras llega la hora de "partir la marrana."

Un complemento de las anteriores, que además da gran seguridad a los seguidores escrupulosos de que en su campaña sí hay honradez: "yo no compro conciencias, colaboro." Y colaboran con tejas, cemento, arena, dinero, etc., etc.

Algunos, para no correr aliados o acallar críticas, mientras reciben extorsionistas esconden ciertos estrategas de campaña o verdaderos poderes tras el trono, y posan de autónomos e independientes.

Los menos, se sienten providenciales, y saben que "después de mí, el diluvio." Consideran que sin ellos la tierra no gira, y sus odios son la sabia de la vida local. En fin, nada que envidiar a las grandes capitales, donde no hay palabra, fidelidades ni ética que valga.

Bien dice el filósofo de bobombia: "En honradez de politiquero, celibés de cura y fidelidad de puta, poco es de creer."