2 de octubre de 2011

¡No todo vale... Dr. Uribe!


Por Koestler











Hoy el Dr. Javier Uribe hace un relanzamiento de su campaña, esta vez en ‘malas compañías’. Tal vez lo dejó con un sabor de insatisfacción su lanzamiento de campaña porque no llenó el lugar escogido para tal fin. Pero, es justo decirlo, estaba rodeado de un equipo de candidatos al concejo que carecen de antecedentes de corrupción. Es más, algunos se han distinguido por su defensa de los intereses de la comunidad, como Alonso Valenzuela y Jairo Santos; otros, han demostrado sensibilidad social, dinamismo y capacidad organizativa y de convocatoria como Fulvia Santamaría Acosta.

Todos saben que Pedro José Pinzón es un empresario justo y excelente ciudadano, y, por ende, un buen prospecto en una lista de concejo. Afirmaciones similares pueden hacerse de las damas y demás candidatos que conforman la lista y apoyan las aspiraciones de Javier Uribe, la mayoría capaces, estudiosos, gestores comunitarios. En fin, una nómina de lujo, que destaca entre las listas de apoyo a las demás campañas, algunas más dignas de un Carrasco que de un concejo municipal.

¿Acaso el candidato Javier Uribe duda de su propia fuerza y de la de sus candidatos al concejo, y se ve, por tanto, constreñido a montar un espectáculo de circo trayendo al otrora poderoso Álvaro Uribe Vélez, un expresidente del que a diario se revelan más hechos bochornosos de contubernios políticos, corrupción y crímenes durante su gobierno? ¿Mejora el hecho con aumentar el tablado de su circo con el inexperto, ignorante y desconocedor candidato a la gobernación, Richard Aguilar, cuyo único mérito es ser hijo del exgobernador, hoy prisionero por parapolítica?

Al respecto es justo recordar que los apoyos de Uribe Vélez, más que brindar quitan. Si lo duda, observe cómo sus aupados en Antioquia y Bogotá, van de capa caída, porque donde existen electores que se precian de valorar su voto abandonan las campañas donde este personaje de ingrata recordación hace presencia.

Es cierto que el Dr. Javier Uribe considera que nosotros los electores de Lebrija somos muy primitivos y emocionales, y que asistiremos atraídos por el espectáculo;  pero puede que sus pretenciones se vuelvan en contra, por la repugnancia que las gentes de bien sienten por quienes han hundido este país en un mar de corrupción y violencia. 


¡Una cosa es ir a ver y otra votar!


¡Qué penoso espectáculo!

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