Mamerías

Por Acidonitrix

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¿De malas Comultrasán o.... de malas Lebrija?

Así podríamos decir como consecuencia del último affaire que se presentó en la institución financiera, cuando una asesora de cuentas tuvo una súbita transformación. Se convirtió en ángel y voló con la “platica” de unos cuantos ingenuos. Lo de siempre: una oferta irresistible de pago de intereses, actuando antiéticamente y a espaldas de la institución. La cifra no deja de ser llamativa: se calcula que ella sola (Raquel Prada) captó más de 800 millones de pesos, mientras su consorte vendió y revendió hasta tres veces un mismo vehículo, consiguió préstamos, vendió parte de una finca que luego apareció embargada, etcétera.

Pero fuera del hecho de que le birlaron a un grupo de personas una suma cercana a los 1500 millones, lo que llama la atención es la ya tradicional reincidencia en dicha institución en tales prácticas. Dos gerentes han sido removidos o expulsados. Tres funcionarias más se han visto involucradas en manejos “non santos” con los dineros de las personas. ¿Qué pasa? ¿Problema de la institución o cultura de los lebrijenses?

Lo que sí podemos concluir es que aquí se aplica una frase científica que no requiere demostración: ¡Primero se acaban las aguamasas que los marranos!

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¿Perros políticos o parapolíticos?

Algunas de las medidas propuestas por las huestes gobiernistas para poner coto y punto final a la parapolítica son tan radicales, que producen estremecimiento. Van a la raíz del problema. Lo de la silla vacía es en serio. Tan drásticas son las medidas, que se pretende destituir al parlamentario y arrebatar la curul al partido que lo avaló, con la sola detención.

Todos estamos sorprendidos del purismo que ahora surge de las toldas en las que se oyeron frases como “Que aprueben mientras los investigan” y otras expresiones de profunda filosofía arepística.

Es un viejo truco. De práctica escolástica. Por el “ab absurdum” se logra lo contrario. Porque esa medida, aparentemente inflexible, es una manera de mamarle gallo a la galería por su evidente inconstitucionalidad. Duraría mientras llegue a la Corte Constitucional. Y parte sin novedad.

¡Los mismos con las mismas, y nosotros.... bien, gracias!

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¡A los indios siempre nos gustaron los espejitos!

­­­Parece que cuando nos ponen al frente un espejito quedamos extasiados mirando ese heroico personaje que está al frente: con los ojos abiertos y la mirada perdida del más perfecto y completo bolombiano que somos. Por eso nos ofrecieron el TLC y se nos escurrieron las babas.

Está bien que lo deseen los grandes ricos, que se van a beneficiar con él, pero a la mayoría de los colombianos –más del 90%– nos va a caer más duro que un purgante de ricino.

Que los ricos lamenten su aplazamiento, vaya y venga. Al fin y al cabo a ellos no les importa nuestro país sino usufructuarlo, y tampoco tienen la culpa de que seamos tan pendejos.

Así que por lo pronto, está bien el aplazamiento de tanta maravilla. Porque lo que no nos han dicho con franqueza es que el verdadero TLC (Tírense La Comida) se complementa un TSM (Tráguense Su M.... ). Dejamos incompleto porque el “pudor” bolombiano no nos permite terminar la palabra.

¡Pero tranquilos, que su sábado le llega a cada marrano.... y el de nosotros está cercano!

Ilustraciones:

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