El ministro Santos acaba de decir que lo piensa en privado lo dice en público. Se ratifica en lo dicho y le tira el cargo al Presidente Uribe.
Ahora falta saber si el hombre de corazón grande y puño firme, tiene los "huevos" para recoger la renuncia y lo destituye. Porque no le queda más salida. Un miembro del alto gobierno puede tener todas las opiniones que quiera pero debe someterse a la política oficial. Es más, no debe olvidarse de quemar incienso al gran líder. O aguantar, como lo hizo Pachito, que recibió un baldado de miados en la cara, y se encerró a retiros espirituales.
Se abren apuestas: El presidente, el gran Líder: ¿lo echa?; ¿le acepta la renuncia?; ¿lo deja en el cargo, y se traga los sapos? Esta apuesta forma parte de nuestro gran vicio nacional. Apostemos.
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