8 de enero de 2008

Con cara ganan... y con sello perdemos

Las negociaciones de Bali son un claro ejemplo de lo que el gobierno Bush de los Estados Unidos, piensa sobre el cambio climático. Para el carnicero Bush lo importante es que se garantice el desarrollo de los países avanzados, y que los países del segundo y tercer mundo limiten su crecimiento. Con tal de preservar el desarrollo de sus empresas poco le importa las consecuencias ambientales que se presentan en la tierra y de las cuales también ha sido víctima el pueblo norteamericano. Basta con recordar el Katrina.

Que los poderosos puedan continuar con su crecimiento, y que los pueblos atrasados se limiten a administrar selvas para que los ricos puedan seguir contaminando. Lo cual implica un crecimiento mayor de la brecha entre los llamados países del primer mundo (imperialistas) y los del segundo y tercer mundo.



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Ante los obstáculos interpuestos por la delegación de los Estados Unidos, se firmó un acuerdo de compromiso, tan útil como las tetas de los hombres. Sin metas cuantificables y propuestas que sólo ahondan en el atraso de los países dominados. Fue tan patético el papel de los EE UU, que el exvicepresidente Al Gore criticó fuertemente al gobierno de su país.



Al Gore
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El acuerdo de Bali tiene el sabor del fracaso. Tal vez unos diez Katrinas más despierten al pueblo norteamericano y exijan de sus gobiernos compromisos reales con el medio ambiente. La verdad es que como vamos... vamos mal. Ya estamos en un punto de casi no retorno.

Pero no todo está perdido. Nuestros lacayos se hinchan de orgullo ofreciendo oxígeno. Ahora el papel universal de los bolombianos será de "guardabosques", para que los poderosos vivan bien.

Imágenes:
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