Pero algunos no dejan de hacerse ciertas preguntas incómodas. Si actuar contra la población civil es un acto de terrorismo, ¿Qué hicieron los Estados Unidos de Norteamérica al invadir a Irak, y ser culpables del asesinato de cientos de miles de ciudadanos iraquíes? ¿Es Bush un terrorista? y ¿Tony Blair?, o ¿Aznar? ¿Acaso no apoyó Álvaro Uribe Vélez la invasión de los Estados Unidos de Norteamérica a Irak?
Cuando un avión del gobierno bombardea un campamento guerrillero y elimina 20 o más personas de la guerrilla, sorprendiéndolas dormidas, es un acto legítimo de guerra, pese a la gran desventaja de armamento. Entonces, ¿por qué si la guerrilla embosca o sorprende con bombas una patrulla militar, como consecuencia de dicho acto de accionar de guerra ella sí es terrorista?
Al parecer el término terrorista es un denuesto que se emplea contra los enemigos para simplemente desacreditarlos. Pero es tal el abuso con dicha palabreja, que ya está perdiendo su verdadero contenido. Pronto terminará siendo igual que una arriada de madre, que dejó ser un insulto para convertirse en un saludo.
Eso ya recuerda los viejos versos populares de:
¿Raza? ¿Raza de qué?
De raza habla la mujer del carnicero,
Que tuvo un hijo negro siendo blanca…
Es hora de pensar distinto un problema. No se puede reemplazar el análisis con fraseología.
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