El cuatro no lo hice porque era una marcha con evidente fin politiquerillo, pero lo más grave, era el hisopazo para bendecir a los paramilitares. No iba tanto contra las FARC (EP), contra sus crímenes, sino con la aviesa intención de bendecir a los paracos y los crímenes de Estado.
Fue todo un espectáculo orquestado por los sistemas mediáticos (el primero es un hijito de la Cía —Facebook—*), la gran prensa nacional, la fauna nacional de gusanines, gurisapis y arribismendis, etc. Y, obvio, no podían faltar porque eran unos de los directamente beneficiados: los paramilitares (en vacaciones y en armas). En fin, toda la derecha.
Así, que a la marcha fueron llevados de buena ganas unos —con pleno conocimiento de lo que se proponían—, como el presidente Uribe, que habló en la marcha de “la tierra de los paracos”. Un lugar muy emblemático para hacerlo. Al menos me gustó la simbología asociada. Otros fueron por un seguidismo bobalicón propio de nuestra querida bobolombia.
Pero de todos, destaco la opinión del senador Petro, que asistió porque supo “interpretar” el deseo de la gente. Y con ese mismo criterio no marcho el seis de marzo. Porque “interpreto” el deseo de la gente. La cultura de nuestra paracocracia, que por esa indolencia, y por esa condescendencia tendrá que pagar con muchísima sangre su bendición a los crímenes de la derecha.
Me quedaré —claro, haciéndole compañía al Dr. Petro— a contemplar las calles solitarias, con unos cuantos marchantes adoloridos, que confían en que este gobierno representa algún respeto a la constitución y que, por ende, su vida no correrá peligro.
¡Que vivan los paracos! ¡Que vivan las águilas negras! Parece que al fin y al cabo este país quiere un baño de mierda. Ah, y de sangre.
Y por la necesidad de enterarse de lo sucede en el mundo, visiten la siguiente página sobre Facebook.
* Véase: http://www.pascualserrano.net/noticias/bfquien-esta-detras-de-facebook-el-portal-desde-el-que-surgio-la-movilizacion-internacional-contra-las-farc
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