Por Koestler
A ningún pueblo lo pueden detener cuando se decide a luchar por su libertad. Dicho principio lo olvidaron los rusos con su invasión a Afganistán, en el afán de apoyar un gobierno títere. La guerra desatada por los rusos, con un armamento descomunal, mediante el cual se destruían las infraestructuras de la población y se causaban ingentes dolores a los afganos, con el correr de los años fue contrarrestada.
Los combatientes, mal armados, no cejaban en su empeño. Los rusos bombardeaban a su acomodo poblaciones indemnes, ametrallaban a la población civil sin distingo alguno. Fue una guerra de suma crueldad. No respetaron ni a los niños, para los cuales lanzaban juguetes y caramelos explosivos, que mutilaban a los infantes. El daño a los pobladores fue inmenso.
Con el apoyo de los norteamericanos y otros países, los luchadores fueron
más eficientes y terminaron derrotando a los rusos, que abandonaron el país, el cual quedó bajo control de los talibanes. Aquí se inicia otra etapa en la vida de esta martirizado pueblo bajo la dirección de los fanáticos religiosos.Y existe ahora otra feroz guerra, contra un pueblo indomable, que armado de sus creencias, lucha por su autodeterminación. Ahora la promueven los norteamericanos. Cayeron en el mismo error de los rusos. También serán derrotados... Y más pronto que tarde.
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