4 de mayo de 2011

Problemática educativa






Por: ENRIQUE SANTOS MOLANO

Tomado de http://www.eltiempo.com/ 28 de Abril del 2011



"Filo-Abecedario" es el título de un librito gigantesco (no por el tamaño del volumen sino por la calidad del contenido) que acaba de salir gracias a la conjunción de tres de las potencias intelectuales de nuestro país. El Gimnasio Moderno, La Fundación para la Investigación y la Cultura (Fica) y la Asociación Desarrollo Sostenible y Solidario Guaiaie-Madre Tierra. Su autor es un veterano educador, un maestro en todo el milagroso sentido del término, Álvaro Molina Mallarino. El homenajeado, Estanislao Zuleta. Los sujetos del libro, los niños.

'Problemática Educativa. Crítica filosófica' es el subtítulo de 'Filo-Abecedario'. Como saben los que han tenido alguna preocupación por alimentar su cerebro con algo de sustancia, Estanislao Zuleta es, entre los pocos que hemos tenido, uno de los grandes filósofos y pensadores colombianos. Con Agustín Nieto Caballero, Danilo Cruz Vélez, Rubén Sierra Mejía, Daniel Arango, han dejado un acervo de ideas renovadoras, que están ahí, ocultas, como los tesoros que esconden en una cueva los cuarenta ladrones, y que aguardan el Alí Babá que los rescate y los ponga a circular para beneficio y enriquecimiento de todos.

'Filo-Abecedario' cumple esa tarea. Recopila, de la A a la Z, lo más importante del pensamiento de Estanislao Zuleta sobre la educación, la misión del educador, la relación con los educandos. Hasta el presente la educación en Colombia se ha limitado, en lo privado, al negocio pingüe, y en lo público a tratar a los educandos como si se les estuviera dando una limosna, y a los maestros como si fueran delincuentes. El Estado colombiano ha sido incapaz de estructurar una política educativa que enseñe a pensar, analizar e investigar. Se atiborra a los niños de cantidades de libros y de materiales, que a duras penas pueden cargar, y se pretende que los memoricen. Esa técnica no ayuda al conocimiento, pero sí aturde el cerebro. Es la causa eficiente del subdesarrollo y del atraso de las naciones.

A finales del Siglo pasado se constituyó un 'Comité de Sabios', presidido por Gabriel García Márquez, que debía formular recomendaciones para establecer el sistema educativo que trazara la hoja de ruta de Colombia para enfrentar el siglo XXI. Ese Comité formuló sus recomendaciones, que se sintetizan en las palabras del gran novelista, citadas en el prólogo del libro: '...construir una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma...' Una educación 'que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia'.

No se dio nada de eso. Los sucesivos gobiernos terminaron por echar a la basura la recomendación de los sabios y resolvieron inventarse unos planes decenales que sólo han servido para desperdiciar los recursos del Estado, con provecho de unos cuantos vivos. Los últimos diecisiete años han visto crecer la ola de violencia, han visto caer asesinados a cientos de maestros, así como el deterioro de sus condiciones laborales y la pauperización de sus niveles de vida. Y los niños, que deberían estar rodeados de afecto, de tranquilidad, de alegría, no ven a su alrededor sino violencia, miseria, malas noticias.

El miércoles pasado unos cientos de niñas se sentaron a protestar en la 7ª. con 28 contra la reforma educativa que pretende solapadamente privatizar la educación pública. Un grupo de valerosos miembros de la policía las sacó corriendo a punta de gases. ¿Gasear a niñas menores de edad? No era eso lo que recomendaba el Comité de Sabios presidido por García Márquez. Ni mucho menos hacía parte de la concepción filosófica de Estanislao Zuleta, recopilada en 'Filo-Abecederio', un librito gigantesco que bien puede ser la primera piedra en el edificio de la nueva sociedad colombiana del siglo XXI, y cuya portada nos recuerda este pensamiento del filósofo:

'Para poder ser maestro, es necesario amar algo: para poder introducir algo es necesario amarlo. La educación no puede eludir esta exigencia sin la cual su ineficacia es máxima: el amor hacia aquello que se está tratando de enseñar. Además, ese amor no lo puede dar sino quien lo tiene, y en últimas eso es lo que se trasmite. Nadie puede enseñar lo que no ama, aunque se sepa todos los manuales del mundo'.

Lo mismo se aplica al arte de gobernar. Nadie puede gobernar lo que no ama.

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